Porque estos días van ahuecándose en los talones para dejar que se filtre algo así como un amarillo cálido, algo así como el olor del pasto en el pelo. Porque a veces hay que quitarse el imánmelancólico de las uñas, del andar y de la retina. Hay que dejar los ecos tormentosos que van dictando el temporal que se estrella en las hojas y que desde cualquier rincón de papel anda llamando a los voladores dolientes. Porque a veces hay que dejar ese inútil juego de adivinar pensamientos que termina en tortura cerebral y corazones huyendo por la espalda. Porque a veces hay que dejar los versos de obituario y hacer de la noche una niña que corretea para sentir la brisa y que por recoger flores amarillas pierde el tren; pero no le importa.
1 comentario:
jaja...
xq a veces hay que tirarse al suelo de la biblioteca
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