Estas tardes

Porque hay rarezas que se comparten.
Abriles también.

Y colgábamos el tiempo de las hojas,

las que quedan del recuerdo de un resplandor,
las que ahondan en los ojos que se vierte el atardecer,
las hojas que se bordean la piel con hilos camaleónicos;
esas que guardan los llantos
y los llueven en tierras que tienen la boca abierta al cielo;
las que florecen de la cabeza de abril,
las que presagian un aire revuelto con árboles,
las que tiemblan como truenos en el mar.
Esas que cantan treguas inciertas,
esas que nacen nostálgicas,
y todas las que no han sido también.

No hay comentarios: