Tengo una derrota hundida en las manos
y no puedo darle nombre ni enmarcarla;
porque ella inunda el aire, me atraviesa el corazón,
también la noche, también la angustia;
porque va descarriando la sonrisa,
ahuyentando los ojos hasta volverlos extraños.
Tengo una derrota que es tantas a la vez,
que es como poliedro, o camaleón;
nunca mariposa errante ni de humo,
ni el cometa extraviado que yo quisiera.
También, tengo un desvelo que a mis tobillos la ata,
un poema que la hace hermana del desconsuelo,
y el delirio de un amanecer sin la negrura en el sol.
3 comentarios:
Que bueno!
Bien expresado el sentimiento!
Precioso poema, desgarrador e intenso. Muchas gracias.
Saludos desde Londres.
Practique ese caminao!!!
Publicar un comentario