Sin desvío

Eras ave con pretérito plumaje,
eras un nombre y un fantasma,
eras el pueblo enardecido de lluvia
y nubes de soledad entre mis tardes;
podrías ser el eco de la tristeza,
la canción con manos de miel,
o el sillón que deja la angustia,
pero somos navíos que apenas si cruzan sus horizontes.