Veintidós

Tengo una derrota hundida en las manos
y no puedo darle nombre ni enmarcarla;
porque ella inunda el aire, me atraviesa el corazón,
también la noche, también la angustia;
porque va descarriando la sonrisa,
ahuyentando los ojos hasta volverlos extraños.

Tengo una derrota que es tantas a la vez,
que es como poliedro, o camaleón;
nunca mariposa errante ni de humo,
ni el cometa extraviado que yo quisiera.
También, tengo un desvelo que a mis tobillos la ata,
un poema que la hace hermana del desconsuelo,
y el delirio de un amanecer sin la negrura en el sol.

3 comentarios:

Guillermo García G. dijo...

Que bueno!

Bien expresado el sentimiento!

A Cuban In London dijo...

Precioso poema, desgarrador e intenso. Muchas gracias.

Saludos desde Londres.

Pablo Gallardo dijo...

Practique ese caminao!!!