Rayas en su espalda

Eso siempre me había dado miedo. Yo trataba de que no me vieran para poder observarlas. Porque lo peor sería que al darse cuenta que mis pies se acercaban o que mi mirada les estaba hiriendo las líneas de su espalda, se lanzarán contra mi cuerpo y ellas fueran trepando por mis brazos o piernas, o peor aún: por mi cuello o mi cara, donde las podría sentir pero no ver. Sería terrible que de pronto esas patitas se adhirieran a mi piel en un delicado golpe. Y sucedió.

Pero es hasta hoy cuando me doy cuenta que el golpe de esa criatura fue una venganza. Yo no la miraba, yo no sabía de ella. Apareció justamente para golpear mi pie y luego correr, volar o saltar, no sé. Pero, ¿cómo explicar que una cucaracha se traslade kilómetros para amenazarme? ¿Por qué no esperó unos días a que yo regresara a ese lugar donde la había conocido? Lógico, no es la misma, entonces descubrí que ellas –todas, la población completa, esa cantidad increíble- poseen una única mente. Es así como una cucaracha turrialbeña me amenazó de muerte porque yo había asustado a una cucaracha de quien sabe dónde. La cucaracha turrialbeña disfrutó verme alterada con su golpe, e inmediatamente todas las del mundo se reían de lo sucedido. Tienen una única mente.

Sólo al darme cuenta de eso pude dejar de lado el episodio del golpe y comencé a pensar en ellas. ¿Cómo una cucaracha puede vivir escuchando los pensamientos de millones de cucarachas? Entonces, ¿Una cucaracha que se escurre entre las puertas de un baño puede estar leyendo a Sartre y al mismo tiempo encontrar la solución a alguna integral indefinida? Me pregunto cómo una cucaracha puede elegir entre reírse por los gritos de alguien al verla o llorar porque su amiga esta siendo aplastada con un zapato? Pero sobretodo, trato de imaginar la fuerza que tenía aquella cucaracha turrialbeña para silenciar lo que decían todas las otras que yo había conocido. Seguro le decían que no saltara, que era una idea disparatada pensar que podría sobrevivir a un salto así y además asustarme. Esa cucaracha debió de andar entre un libro de Girondo: Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades. En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

¡Esa cucaracha es una heroína! Ahora, de las rayas de su espalada mis ojos nunca más se van a dejar fascinar.

3 comentarios:

_ dijo...

jajaja quedó muuy bien!! (y sí, me reí bastante) me da risa cómo fue surgiendo la conversación sobre cucuarachas y su mente única (pero no pensamiento único). Al final sí quedaron más como compas las cucas! bien por eso.

(ay qué mareeeooo, qué mareeeoo ay qué mareeeooo (8) )

Tersites dijo...

me gustan mucho sus escritos... seguiré pendiente...
además, compartimos el gusto por Girondo, lo cual me resulta interesante

Anónimo dijo...

me puede explicar otra vez eso de la mente y las cucas porque la verdad usted esta mas rayada que esas cucas. yo la que miente la mentirosa la de todas las canciones de sabina y las otras de traición...jee