Remiendos amarillos

“Se trata cósmicos de ser más fértiles,
de no ser tímidos, de ser más trópicos,
de ir a lo pálido, volverlo térmico,
sentirse prójimo de lo más lúdico.”

Viglietti


Es la única explicación.
Un ser sin rostro mordió mi vida
y desde entonces la veo desangrarse.

Se arrastra por aceras y edificios,

dejando una mancha roja,
se evapora, y al día siguiente lo mismo.

A veces la veo muy lánguida,
y me amenaza con irse a Marte.
Pongo un parchecito amarillo
y sobrevive por unas noches.
No hay método seguro
para que la vida se mantenga.

He estado investigando,
y por los síntomas que tiene
he podido darle una fisonomía,
a este ser tan implacable.

Tiene rostro de esa bestia que se encoleriza
al mirar hacia los lados y verse enterrada
entre frases que no trascienden,
ahogada por el vacío,
acosada por la gente
que la hacen sentir el ardor de la ira.

Este animal feroz y loco, anda suelto
clavando exquisitamente sus dientes.
Yo le agradezco que haya mordido mi vida,
ahora, puedo revivirla cuando quiera.

1 comentario:

Uno que mira dijo...

Un epígrafe de Viglietti siempre es un detallazo; yo casi no tengo, por cierto. Y esto de los seres que muerden la vida. No sé si las conoce usted; pero hay criaturas que no es un inocente mordisquito, sino que agarraron y me masticaron la vida. Cuídese de ellas.