He tenido el valor, Apollinaire

He tenido el valor de mirar hacia atrás
Los cadáveres de mis días
Marcan mi ruta y lloro
Unos se pudren en las iglesias italianas
O en pequeños bosques de limoneros
Que florecen y marchitan
Al mismo tiempo y en toda estación
Otros días han llorado antes de morir en las tabernas
Donde ardientes ramilletes giraban
En los ojos de una mulata que inventaba la poesía
Y las rosas de la electricidad se abren todavía
En el jardín de mi memoria

Plato

Te debo los retratos de nuestro pueblo:
sus gatos voladores sobre las casas rojas
y su parque como un columpio del tiempo.
Te debo los faros como tulipanes abiertos a la noche,
en la misma que eras un artesano lluvioso en mi memoria
y mi boca se llenaba de tus vitrales.
También las andanzas en las tardes despeinadas,
cuando hambrientos de cielo, deshicimos las calles.
Te debo la luz y la oscuridad,
te debo una catarata de sombras
porque ella iluminó los versos
y parió esta galáctica deuda poética.

Dos dibujos de un tiempo

I Guirnaldas

Le abriste el pecho a las calles
y yo sembré nubes en sus heridas;
entonces sólo bastó una estela púrpura
que derramada en la tarde fue setiembre
que derramada en tus manos fue mi olor,
que fue suficiente,
que me vio deshojar pájaros en tu nombre
mientras ponías estrellas en mi boca
y a la ciudad se le encendían los ojos.


II Derrumbe de las hojas

Tenías viajeros que cantaban
y hablaban de otras ciudades, de otras lunas,
de crujir los mares, de irte.
Yo aplaudí tus cantos, que fueron un adiós
y flores marchitas brotaron
donde antes giraron tus pies.
Entonces cayeron puentes
y nunca dejé de levantar poemas con sus restos,
con rabias y vidrios rotos,
con aquella estela gritando en mi espalda.
El olvido se colgó de las puertas que no ibas a cruzar
y mis poemas fueron barcas en un camino que no sería el tuyo.

Viento

Quiero ser viento, sin cuerpo ni rostro
sino tantos como la noche o bruma,
amparar gatos con un manto de astro,
y naufragar en aire, como pluma.

Desperdigarme sobre todo puente
y lanzarme con sombreros y flores,
cazar nubes, besar alguna frente:
dejar en ella cientos de colores.

Escalar al susurro de un pájaro
y ser viento de las rutas aladas,
no tener noches sin un canto claro
ni dejar las esperanzas ancladas,
llenar mi vuelo de luz y de amparo
y dormir en estrellas despeinadas.

Los vicios del mundo moderno, Nicanor Parra

Los delincuentes modernos
Están autorizados para concurrir diariamente a parques y jardines.
Provistos de poderosos anteojos y de relojes de bolsillo
Entran a saco en los kioskos favorecidos por la muerte
E instalan sus laboratorios entre los rosales en flor.
Desde allí controlan a fotógrafos y mendigos que deambulan por los alrededores
Procurando levantar un pequeño templo a la miseria
Y si se presenta la oportunidad llegan a poseer a un lustrabotas melancólico.
La policía atemorizada huye de estos monstruos
En dirección del centro de la ciudad
En donde estallan los grandes incendios de fines de año
Y un valiente encapuchado pone manos arriba dos madres de caridad.

Los vicios del mundo moderno:
El automóvil y el cine sonoro,
Las discriminaciones raciales,
El exterminio de los pieles rojas,
Los trucos de la alta banca,
La catástrofe de los ancianos,
El comercio clandestino de blancas realizado por sodomitas internacionales,
El auto-bombo y la gula,
Las Pompas Fúnebres,
Los amigos personales de su excelencia,
La exaltación del folklore a categoría del espíritu,
El abuso de los estupefacientes y de la filosofía,
El reblandecimiento de los hombres favorecidos por la fortuna,
El auto-erotismo y la crueldad sexual,
La exaltación de lo onírico y del subconsciente en desmendro del sentido común,
La confianza exagerada en sueros y vacunas,
El endiosamiento del falo,
La política internacional de piernas abiertas patrocinada por la prensa reaccionaria,
El afán desmedido de poder y de lucro,
La carrera del olor,
La fatídica danza de los dólares,
La especulación y el aborto,
La destrucción de los ídolos,
El desarrollo excesivo de la dietética y de la psicología pedagógica,
El vicio del baile, del cigarrillo, de los juegos del azar,
Las gotas de sangre que suelen encontrarse entre las sábanas de los recién desposados,
La locura del mar,
La agorafobia y la claustrofobia,
La desintegración del átomo,
El humorismo sangriento de la teoría de la relatividad,
El delirio de retorno al vientre materno,
El culto de lo exótico,
Los accidentes aeronáuticos,
Las incineraciones, las purgas en masa, la retención de los pasaportes,
Todo esto porque sí,
Porque produce vértigo,
La interpretación de los sueños
Y la difusión de la radiomanía.

Como queda demostrado, el mundo moderno se compone de flores artificiales
Que se cultivan en unas campanas de vidrio parecidas a la muerte,
Está formado por estrellas de cine,
Y de sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna,
Se compone de hombres ruiseñores que controlan la vida económica de los países
Mediante algunos mecanismos fáciles de explicar;
Ellos visten generalmente de negro como los precursores del otoño
Y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres.
Entretanto los sabios, comidos por las ratas,
se pudren en los sótanos de las catedrales,
Y las almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía.

El mundo moderno es una gran cloaca:
Los restoranes de lujo que están atestados de cadáveres digestivos
Y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura.
Esto no es todo: los hospitales están llenos de impostores,
Sin mencionar a los herederos del espíritu que establecen sus colonias en el ano de los recién operados.

Los industriales modernos sufren a veces el efecto de la atmósfera envenenada,
Junto a las máquinas de tejer suelen caer enfermos del espantoso mal del sueño
Que los transforma a la larga en unas especies de ángeles.
Niegan la existencia del mundo físico
Y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro.
Sin embargo, el mundo ha sido siempre así.
La verdad, como la belleza, no se crea ni se pierde
Y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo bien concebido
Puede acabar en algunos segundos con una ciudad rica en tradiciones
Y que un minucioso bombardeo aéreo
Derribe árboles, caballos, tronos, música.
Pero qué importa todo esto
Si mientras la bailarina más grande del mundo
Muere pobre y abandonada en una pequeña aldea del sur de Francia
La primavera devuelve al hombre una parte de las flores desaparecidas.

Tratemos de ser felices, recomiendo yo, chupando la miserable costilla humana.
Extraigamos de ella el líquido renovador,
cada cual de acuerdo con sus inclinaciones personales.
¡Aferrémonos a esta piltrafa divina!
Jadeantes y tremebundos
Chupemos estos labios que nos enloquecen;
La suerte está echada.
Aspiremos este perfume enervador y destructor
Y vivamos un día más la vida de los elegidos:
De sus axilas extrae el hombre la cera necesaria para forjar el rostro de sus ídolos.
Y del sexo de la mujer la paja y el barro de sus templos.
Por todo lo cual
Cultivo un piojo en mi corbata
Y sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles.