¿Soñamos olores?

"...como sueño era curioso porque estaba lleno de olores
y él nunca soñaba olores"
Julio Cortázar
Pedía a gritos que apareciera un silencio adormecedor. Un silencio que pusiera fin a sus pensamientos perturbadores. Pensamientos que como un álbum de fotos viejas, le mostraban imágenes amarillentas y carcomidas por el tiempo. Imágenes que a su vez le gangrenaban sus días, y lo llevaban a vagar de calle en calle, buscando respuestas a preguntas que aún no había formulado. En su delirio, no había mas mundo que el de su cabeza. Solamente existían calles oscuras y sucias, alguna vez pisadas por la gente que camina hacia algún punto. No como él que se arrastraba hacia donde fuera, sin llegar y sin ir, así como se derrama un vaso de agua en el suelo y se esparce hasta donde se lo permite. No tenía otro cielo más que ese firmamento grisáceo, donde las nubes se unían y se separaban, de la forma más absurda, solamente para deleitarse con su sufrimiento ante tanta impotencia, ante tanta burla, y ni hablar de los pájaros, que de esquina en esquina entonaban sus desgracias, y estas retumbaban en su cabeza, una y otra vez, hasta el anochecer. Cuando la ciudad se sumergía en la oscuridad, podía divertirse algunas horas jugueteando con las sombras, tratando de besarlas, tratando de tocarlas. Hasta que de nuevo el miedo lo enloquecía y se empeñaba en encontrar un lugar donde esconderse de los miedos que él había creado.

Alucinaba sonidos, alucinaba imágenes. Las sensaciones; el temor y la desesperación eran solo producto de sus invenciones.

Cada vez era mas frecuente. Al dejarse caer en las garras del sueño, estas se comenzaban a pasear por su piel, a hacerle pequeñas incisiones en los puntos más sensibles, pasaban las filosas uñas cerca de su cuello, más cerca de sus ojos y de sus labios. Lo conducían por estrechos callejones con marcas de sangre seca, y lo llevaban a ser este hombre infeliz y sombrío.

Pero con el pasar de las noches, había conseguido algo fascinante, en su propio sueño lograba conseguir darse cuenta que no pasaba de esto; bastaba con oler cualquier cosa y al no percibir olor sabía que no podía ser realidad. Su buen olfato era una característica sobresaliente, así que tenía que ser un sueño. ¿Cómo soñar con olores? No lo creía posible. En sus sueños; las hojas, los pájaros, la suciedad, su cuerpo y los charcos no tenían olor. Puede parecer enfermizo y ciertamente lo es, pero esperaba con ansias el momento de dormir para sentir el placer de dejar atrás el pánico con la ausencia de los olores, burlarse de sus propios sueños. ¿Invenciones mentales? ¿Qué tanto es real, qué tanto inventando?

Las garras aparecieron. Las sentía subir desde las puntas de los dedos de sus pies, pasaban amenazantes por sus piernas y llegaban a su espalda, tomaban sus brazos y se colgaban de su cuello. Comenzaban a adueñarse de sus sueños, las garras lo tomaban y con suaves pero constantes movimientos comenzaba la tortura. Entonces aparecía en el mismo escenario de siempre, caminaba y todo a su alrededor lo infectaba de pánico. Era de día y el día siempre era peor. Las calles, el cielo y los pájaros que se burlaban. Un incienso en la mesa de un café, ahí estaba la solución al menos en este sueño, lo encendería y el humo sin olor lo tranquilizaría. Entonces acercó una llama y olor del incienso lo aturdió.

1 comentario:

Anónimo dijo...

holaa, me gusto tiene mucha vida este texto..jejeje ya por fin llegue aqui ..perdón - nasora