Al sur de Asia

Ya no pensaré en que tenemos cables rotos
ni en hacer brujerías para mordisquear tu memoria,
porque ya no habrá grito ni susurro que valga:
todo estará trazado.

Llegarán noches para darnos cuenta que lo verdadero
no fueron aulas, señales,
carreteras azules,
ni besos distanciados.
Sino tu voz que sostuvo la madrugada,
la música que hizo guirnaldas de planetas,
tus ojos que apuntaron a Neptuno,
mi cabello con aviones-poemas que no despegaron.

Llegará el tiempo de pensar en lo que aún nos duele
y nos llena la boca de caracoles,
lo que la humedad resolvió porque nosotros fuimos estáticos.

Llegará el tiempo de pensar en los pueblos que abandonamos,
en si supimos rasgar las distancias.
Estaremos en Camboya o pensaremos en ella
y en los días que la vida era reparable.
Pensaremos en éstas noches.

Infi-edro

Soy helicóptero que derrite el tiempo,
fabricante de musgo cuando me encarcelo en lluvia.
Siembro brazos y luego me quito la piel
porque no quiero tocar ni que me toquen.

No soy cubo ni octaedro: todos los días me crecen lados.

Camino a paso triste con un pueblo en las manos
y luego disparo luces desde ventanas cósmicas.
Me gusta la geometría que tiene la nostalgia
pero también devorar baldes de pintura
y trepar al vértigo porque mi ruta es partir.

Soy un poliedro: llevo mucha gente dentro.