Detrás

Una de estas calles parió la nostalgia.

De la maceta






Ayer tuvimos un papalote-flor,
apareció sin darnos cuenta ni sembrarlo.
Lo regamos con medusas
porque los papalotes comen animales así de tristes
y yo no conozco flores que no sean carnívoras.

Si lo hubiéramos plantado en un vagón
habría huido cuando la tierra se inundó,
y cuando los edificios cayeron
se habría ido con los trenes migratorios.

Pero el tiempo nos embistió,
nos cayó como avión herido en pleno vuelo
peor que aguacero de herrumbre.
El papalote-flor no cruzó las nubes,
no fue pájaro cósmico ni siquiera llegó a la torre,
no dejó jardín en ojos ni tejados,
se murió junto con toda la ciudad.

Ayer tuvimos un papalote-flor
pero el tiempo es ave hambrienta
y nunca hicimos espantapájaros para la fatalidad.