Construir

"Tratar de convencer a otra persona es indecoroso,
es atentar contra su libertad de pensar
o creer o hacer lo que le dé la gana..."
Jaime Sabines

Vamos a dejar de creer a medias
para comenzar a creer de verdad.

Ya los colores están en el cabello de los pinceles,
vamos a colorear, a inventar verbos,
no arranqués de las paredes la pintura
y dejá de usar tantas terminaciones en pasado.

Así que vení,
y construyamos recuerdos
que más tarde nos duelan.

GRACIAS!

Por ciertas razones, lo amé.

DIBUJO DE ALDEA Manuel O. Nieto

Hemos pintado todos los bisontes de la desesperación en las paredes:

Esta ciudad duele como un grito a cuello pelado
en esta descompuesta ciudad desesperada
hay algo atascado en las calles
una minuciosa aglomeración de preguntas anónimas
de grupos de frustración a las salidas de la impotencia
aburridos solitarios
y veteranos de la soledad al pie de las mujeres
que llevan años de no pronunciar una palabra

algo que no permite respirar al aire urbano
y que conspira en secreto del otro lado de la bahía
algo abrumado y piadoso que precede a la destrucción
como un ritual ante los últimos monumentos de la estirpe

algo parecido al miedo al asombro de la tribu
y a la mágica e inesperada presencia del enemigo

esta ciudad es una aldea melancólica junto a las aguas
trazada con la increíble precisión del olvido
una cenicienta aldea con sus madrugadas de rutina
con sus alborotados comentarios de oído en oído
sus murmuraciones primitivas inexactas
y sus tabuladas maldiciones

con sus sabios en las partes altas de las azoteas
como locos reconstruyendo una historia que otros escribieron
y sus pequeños poetas bebiendo a borbotones una tristeza
que de un tiempo a esta parte ha aumentado en las bodegas
en las alcantarillas
en los estadios con su muchedumbre tratando de vomitar
por la boca y las narices
un odio acumulado y viejo
un rencor que ha alcanzado las dimensiones de la dulzura
de la inocencia
y de un estado de prisión indiferente
desarmado y moribundo

esta ciudad aldea sin artesanos ni palafreneros
en plena catequización y descubrimiento del fuego
es una barricada de rostros esperando que algo suceda
que una inesperada maniobra un gesto inexpresivo
dé otra tintura de horror a las esquinas
un ruido distinto a los derrumbes a las resignaciones
a las caidas corpulentas de las tardes sobre el mar

esta ciudad aldea huele irremediablemente a tiempo perdido
a edificios público llovidos por dentro
a conjuros a humo a alcanfor
tal vez por eso todo desemboca en las playas
en los arenales
en las perturbaciones de las mareas
cuando esta ciudad triste insalvable confundida
hace sonar sus cuernos de caza
como una profunda expropiación del corazón.

Azul desesperado

Es ese sonido constante después de la noche,
tan constante que apenas se percibe,
esta procesión de soledades bailarinas
me va adormeciendo como lo haría algún susurro.

Esta madrugada no es un espacio en blanco,
no es un cuarto poblado de melancolías solteronas;
es la tierra después de arrancar raíces,
tierra deshecha y adolorida.

Con mis pies desesperados trituro
imágenes esparcidas en el suelo
que se convierten en palabras inconclusas,
una re de correteábamos me escarba los ojos.

Esta ausencia es ese ruido constante
que aturde de madrugada y
algunos le llaman silencio.