Indeterminación

"El Principio de Incertidumbre nos dice que hay un límite en la precisión con la cual podemos determinar al mismo tiempo la posición y el momento de una partícula"

Podría utilizar cualquier palabra, que aunque no encierra la esencia ni la complejidad –o fraudulenta simplicidad-, va dando una imagen borrosa y vaga al contenido de esta ráfaga que nos aletarga. Sin embargo, quiero mantenerme lejos de palabras erróneas que sirvan de consuelo a este no saber. La imposibilidad de encontrar la palabra exacta me arrastra al Principio de Incertidumbre, así que comienzo a tantear en la oscuridad para tener un acercamiento certero a la zona de probabilidad en la que germina “eso” que me lleva a decir tantos no sé. Es preferible a que la idea en venganza de una adjetivación ofensiva, se escurra como mercurio o como el comportamiento de una partícula a la que alguien quiso determinarle su posición y momento.


La definición del “estado” ya es imposible de precisar, y en éste se anidan muchas irresoluciones; las causas podrían ser tantas como la infinidad numérica, las posibles soluciones penden de la causa, el contagio comienza a hacerse evidente y los efectos, aunque varían, parecen converger en más de un punto: miradas perdidas, dificultad al hablar sobre el “estado” pero insistencia en tratarlo, deserción de responsabilidades, y nos vamos deslizando inconscientes en las horas que se convierten en meses. El tiempo pasa, lo vemos pasar, se va sin nosotros, nos quedamos sin él.

¿Cómo determinar valores o palabras a algo indeterminable? Busco un Heisenberg o un neologismo que oscile entre camino y tiempo.

Calle camaleónica

Nombre gracias a Stiopa

Necesité pasar unas cuatrocientas veces por esa calle, para pasar por primera vez. Llena de lluvia y de luces, era martes. Con ese sentimiento que se tiene cuando se descubre algo maravilloso que comienza a adormecer los sentidos, o más bien que comienza a despertarlos. Algo así como lo que se siente cuando se tiene un pie dormido y se comienza a saltar para que se despierte. Ahora, ese día es un recuerdo no sólo lejano, es casi ajeno. Además hace que me sienta merecedora de una bofetada del tiempo, y lo sea o no, el tiempo me la da. Supongo que eso se debe, a la imagen que tengo, no de la calle sino de mi. En un bus donde tantas personas van maldiciendo lo tarde que es y lo cansado del día, diciendo que apenas es martes y falta tanto para el viernes. Y yo enamorándome de esa calle. Esa imagen me parece una broma, más que una broma, una burla.

Tratando de ser exacta, pasé unas setenta y cinco veces más; antes de pasar la segunda vez. Llenísima de agua y de luces, era jueves. Fue entonces cuando me di cuenta que la calle no era simple asfalto con unas casas a los lados, un río sucio, un pintoresco anuncio, una combinación de curva y cuesta que podría provocar muchos accidentes. ¿Podría ser una calle un reflejo tan leal del estado anímico? ¿Cómo una calle puede ser así de triste? Y verla así de triste me condenó a pasar algunos minutos pensando en la primera vez que la vi. Algunos minutos seguidos, porque entre todos se completarian unas horas.

Pasé unas cincuenta veces más, y llego la tercera vez. La calle estaba seca y sin luces, era jueves. ¿Cómo una calle puede ser así de vacía? Pasé bastantes minutos pensando en la primera y en la segunda vez que la vi.

¡Tantas veces pasé por esa calle y he pasado sólo tres veces hasta ahora! Pasar por ahí es como cierto sonido que entra y rasguña por dentro, no sé, como esos estremecimientos que se deben de sentir en el corazón, y que yo los siento en el estomago.

Remiendos amarillos

“Se trata cósmicos de ser más fértiles,
de no ser tímidos, de ser más trópicos,
de ir a lo pálido, volverlo térmico,
sentirse prójimo de lo más lúdico.”

Viglietti


Es la única explicación.
Un ser sin rostro mordió mi vida
y desde entonces la veo desangrarse.

Se arrastra por aceras y edificios,

dejando una mancha roja,
se evapora, y al día siguiente lo mismo.

A veces la veo muy lánguida,
y me amenaza con irse a Marte.
Pongo un parchecito amarillo
y sobrevive por unas noches.
No hay método seguro
para que la vida se mantenga.

He estado investigando,
y por los síntomas que tiene
he podido darle una fisonomía,
a este ser tan implacable.

Tiene rostro de esa bestia que se encoleriza
al mirar hacia los lados y verse enterrada
entre frases que no trascienden,
ahogada por el vacío,
acosada por la gente
que la hacen sentir el ardor de la ira.

Este animal feroz y loco, anda suelto
clavando exquisitamente sus dientes.
Yo le agradezco que haya mordido mi vida,
ahora, puedo revivirla cuando quiera.

Poligamia

Los besos exactos y precisos
crean felicidades que tienden al infinito.
Los largos brazos de un coseno me enredan,
me veo inmersa en signos y números.

Las letras llegan suaves como caricias tímidas
luego constantes y embriagadoras de amor.
Las palabras vierten pasión por doquier,
impregnando mis paredes de recuerdos.

Del cero al éxtasis exponencial
del blanco a lo psicodélico.


Las letras saben esperar,
no puedo esperar por ellas.
Los números son impacientes,
se desgarran de desesperación.

El tiempo me acusa de adulterio,
es un necio, un despiadado,
un monógamo imbécil.

Noche de "Aprendizaje"

Nos desconcierta la idea de "invertir" el tiempo en un objetivo que nunca podría llegar, y no por nuestra culpa sino por la muerte, nos perturba porque esa lista de cosas por hacer se extiende mientras el tiempo va pasando y tomamos caminos que nos van alejando de la fantasía y de la realidad, nos llevan a una indiferencia y egoísmo detestable. "Aprendí a ser formal y cortés, cortándome el pelo una vez por mes"

No queremos a quienes viven en "felicidades absolutas" sin ver más allá de esos cristales que solo muestran su reflejo: sus mismos rostros de falsa felicidad, pero que bajeza mostrarse triste y dudoso, sonrían! No queremos que hablen con indiferencia de la música o de la literatura. No queremos despreciar detalles que se vayan resentidos y más tarde lleguen a burlarse de nuestra monótona vida. No queremos tener un corazón de cables y frío metal, un cerebro programado con algún maravilloso sistema imposible de comprender, tampoco queremos tener sangre verde: ácido que quema la vida. NO!!!!! "viento del sur, oh lluvia de abril, quiero saber dónde debo ir. No quiero estar sin poder crecer , aprendiendo las lecciones para ser"

No queremos que nos enseñen a pensar "correctamente", queremos que nos enseñen a criticar, no queremos que pongan un techo gris y nos hagan olvidar la luna. No queremos que nos lleven como ganado hacia el modelo de nacer, crecer, estudiar, trabajar y morir. "Y tuve muchos maestros de que aprender, solo conocían su ciencia y el deber, nadie se animó a decir una verdad, siempre el miedo fue tonto"

Queremos salir a caminar por calles sucias y pasillos escondidos, queremos ver rostros que se expresan libres y nos hablan de su aprendizaje. Queremos escuchar voces que son marionetas de pensamientos distintos, que olvidan los caminos asfaltados y deciden ir cortando ramas y cruzando ríos. Queremos vivir....

Abejones


Vemos los momentos convertirse en una araña, una hormiga o una luciérnaga que un niño toma y encierra en un frasco, pone la tapa y lo guarda. Por unos días no olvida su nuevo tesoro; lleva el frasquito en las manos siempre, lo pone al lado de la cama antes de dormir y cada media hora golpea las paredes para asegurarse que aún vive. Pero como tantas cosas que dejan de importar, el frasco comienza a quedarse en una esquina. Se abandona como se abandona una canción, un libro o una taza sucia del desayuno en un cuarto deshabitado.

Hoy escuché una canción, y recordé cuando la descubrí. Pensaba en otras cosas que el tiempo fue convirtiendo en patas y alas hasta crear un abejón que guardó en un frasco sin tapa. Ahora nada más puedo recordarlo, como recuerdo cuando mi hermano tenía una familia de abejones en un frasco. Seguro que este instante será una palomilla necia.